Sumergida en una profunda reflexión planetaria que trasciende las intenciones políticas, religiosas, sociales y culturales del ser humano, Vicky Barona se remonta a Pangea, la cuarta de las mutaciones de Gea precedida por Rodinia, Pannotia, Godwana y Plotolaurasia; transformaciones resultantes de esa danza mágica del agua, el fuego, el aire y la tierra que nos recuerdan las potencias impersonales que alimentan los hechos mágicos. El encuentro, choque, elongación, explosión, yuxtaposición y ensanche de los colores, representan en Mediterraquea el constante fluir de las sustancias naturales movidas por espíritus cósmicos para crear las edades geográficas de la tierra.

Con una técnica experimental que incluye fusión de pigmentos como lacas, aceites y oleos, bases acrílicas y diferentes texturas, la autora de mediterraquea nos presenta los retratos de una edad mágica donde, lejos de la caracterización del hombre, se perfilan figuras informes. en cuadros como ¨lluvia de noviembre¨ el negro emerge de un océano de blancos, verdes, plateados y amarillos; parece representar las dorsales oceánicas que, al abrirse periódicamente dan paso a fugas de lava procedente del interior de la tierra para formar placas continentales y en un lento viaje por el océano, se ensanchan, estrechan y transforman como trazos laxos, que van dibujando los perfiles y contornos de los nuevos continentes.

Los temblores y erupciones producidos por el movimiento de las placas, se asocian a la formación de las cadenas montañosas. En el cuadro ¨Amazonía¨, los verdes encendidos, amarillos, naranjas y negros propios del paisaje y la fauna del amazonas. brindan al cuadro un carácter totémico y se refiere el momento en el que se conjura el nacimiento y talle de montañas, mesetas, llanuras y valles profundos. Allí prima la estética de las insinuaciones, pues en la formación misma de las cordilleras se perfilan levemente rostros, reptiles y felinos.

Las raíces de las plantas que se introducen en hendiduras y porosidades que presionan, fracturan y desmoronan para producir los pedregales con los que se forman los relieves, son representadas con trazos de tonos tierra y dorados que brillan entre el azul que irrumpe para recrear los ríos de la Amazonía.